Un rugido despertaba algunos leones
flotaba erguido una maravilla de pétalos
flamantes
robustos.
Entre todos los caminos danzantes uno olía a jacintos
uno olía a jacintos mojados.
Un tajo en la mano y otro en la mano
un relámpago furioso quebraba la puerta
hendía en su poder un gemido de pétalos