Mas yo no soy el mar ni el rojo sol,
ni soy el viento con risa de doncella,
ni el viento inmenso que vigoriza, ni el viento
|que azota,
ni el espíritu que azota para siempre su propio
|cuerpo
hasta el espanto de la muerte.
Walt Whitman, Hojas de yerba,
"Canto del estandarte a la aurora".