Raras veces hablamos de nuestro encuentro.
Conocí a las hermanas Dosueños
en una calle de tierra en
Saldungaray, hacia tres días
que estaban paradas ahí, inmóviles.
Unas pastillas de Lixofarin-Kopeks, reactivaron el tiempo
reflejado un instante en mis ojos, pero quedaron allá, sin moverse.
Vuelvo a los gráficos de
Walter Russell